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Alfonso Sangiao

Fotógrafo

Pintar con luz

Desde niño siempre he estado interesado en el arte. Durante las aburridas clases en mi colegio a la par que tomaba apuntes, hacia caricaturas a los profesores, y poco a poco descubrí el mundo de Disney y la animación.

Y mi pasión por el dibujo y la pintura me llevó a estudiar bachillerato artístico y empezar Bellas artes. Pero las otras artes que ocupaban mi corazón, las artes marciales, ya me estaban dando trabajo. Así que seguí laboralmente ese camino, dejando la vida de artista para mi tiempo libre y la del deporte para la universidad y lo laboral.

Ya desde pequeño había tenido cierta curiosidad por la fotografía, pero en 2011, cuando me compré mi primera cámara de fotos, todo cambió. Con la cámara mas barata del mercado (Una canon Rebel 1000d ), y el objetivo también mas barato (el 50mm “plastic fantastic” ) empecé a hacer mis primeras fotografías con mi propia cámara. ¡Y me enamoré!

Y todo cambió, aunque en realidad todo seguía siendo igual. Acostumbrado a mis lápices y mis pinturas, a imaginarme la luz, la perspectiva o los personajes; ahora, ahora estaba todo allí, como posando para mi. Descubrí que la fotografía, a mi modo de verla, es pintar con la cámara. Exactamente igual que hacía con el dibujo o la pintura, con la cámara escogía el encuadre, la composición, la combinación de colores, la perspectiva; pero a diferencia del dibujo estaba ya todo allí, esperándome, pidiéndome que lo inmortalizase.

Y en realidad, nada cambió. Pues siempre creí que dibujar no era mas que materializar lo que ya estaba ahi deseando ser dibujado. Lo que ya existía en mi imaginación, en el mundo de las hadas, de las ideas o en la mitología. Siempre tuve la creencia de que el arte siempre existió, antes incluso de ser pintado. Pues claramente el arte existía con anterioridad a que el hombre la descubriese. Simplemente hay personas con el poder mágico (y el trabajo y constancia que ello requiere) de poder plasmar en un soporte aquello que antes otros, no podían ver.

Y la realidad cambió. Pues ahora cada esquina, cada reflejo, las sombras del suelo, las expresiones de la gente, sus miradas…son para mi un reto, un deseo manifiesto de congelar cualquier bello momento. Pero a diferencia de antes, no pinto con mis acuarelas, sino que dejo que sea la propia luz la que pinte las paredes de mi caja mágica, mi fábrica de momentos como yo la llamo. Ese mágico objeto al que otros llaman simplemente, cámara

Alfonso Sangiao

Alfonso Sangiao

Fotógrafo